Parece que McLaren, como en el cole, progresa adecuadamente. Sus dos coches cruzaron la meta del GP de China y supone un indudable paso adelante. No seré yo quien convierta en un éxito el hecho de que una escudería de su abolengo acabe una carrera, pero al menos que exista evolución es algo positivo en el objetivo que se han marcado en Woking de ser realmente competitivos antes de que acabe la temporada. Será ya tarde para sus pilotos, porque se habrán quedado sin opciones de pelear por el título, aunque al menos dejará abierta la puerta a la esperanza de cara a 2016. Además, hemos sabido que Ron Dennis ha puesto fecha para el inicio de su verdadera recuperación y es bastante inminente: el GP de España.

El jefe de McLaren les contó a los periodistas en Shanghai que en Barcelona se verá un MP4-30 muy mejorado, un salto cualitativo significativo respecto al que ahora conocemos y que tanta decepción ha causado, dicen que por la juventud del proyecto y todos queremos creer que es así. Por tanto, tan sólo quedaría el GP de Bahrain en ese purgatorio de la cola del pelotón, luchando por superar la primera tanda de calificación, acabar las carreras y soñar con algún puntito si las cosas vienen de cara. En menos de un mes (la carrera será el 10 de mayo), el circuito de Montmeló dictará sentencia vinculante sobre la solvencia de McLaren. Si la evolución llega y es convincente renovaremos la confianza en las promesas de Ron Dennis; en caso contrario, si las carencias permanecen, personalmente empezaré a temer que la vieja cantinela de Ferrari sea de nuevo una pesadilla para todos. Ya saben, aquello de ir mejor en España, después en Gran Bretaña, más tarde en Italia o si no seguro ya al año siguiente…