Carroll se salió y Laso no rotó
El Clásico transcurría incierto, pero sin mayor trascendencia. Era un Clásico más a los que nos tiene acostumbrados el baloncesto: apenas nada en juego. Fuera cual fuese el resultado, a nadie le iba a amargar después la comida. Por la tarde, pocos hablarían ya del partido. Pasaría al olvido. Como tantos otros Clásicos por culpa de este sistema de competición, que deja todo para el final. Llegó el último cuarto (61-63), y Laso lo afrontó con un cinco muy propio para comenzar enseguida las rotaciones: Sergio Rodríguez, Carroll, Rivers, Nocioni y Mejri. Ahí vino la sorpresa. Ese anodino partido que no dejaría ninguna huella, dio paso a un cuarto para el recuerdo, gracias a la portentosa actuación de Carroll... y a que Laso ¡no hizo rotaciones!
De los últimos 23 puntos, 19 fueron de Carroll. Sólo erró un lanzamiento en esa serie. Primero encadenó tres canastas y dos triples; después, dos canastas y un triple. Pocas veces se había visto espectáculo semejante. Laso tuvo el buen juicio de no pararlo. Tampoco cambió a ninguno de sus compañeros, para que la maquinaria siguiera funcionado al trepidante ritmo que marcaba Carroll. ¡Un cuarto entero sin rotaciones! El parcial de ese cuarto fue 30-15 favorable al Madrid. La locura. Bueno, sí, hubo un cambio. Carroll, a falta de 30 segundos, para que él solo se llevara en el corazón la ovación del público. De su actuación se hablará mucho tiempo. Gracias también a que esta vez un entrenador no quiso ganar él el partido. Dejó que lo hiciera Carroll.