Un blindaje beneficioso para todos
En la cláusula está el truco. El Valencia, consciente de que tiene un cheque al portador, va a tomar una decisión inteligente con Gayà: blindarle a un precio alto, pero no inaccesible para los más ricos. Un precio acorde con el mercado, más bien huérfano de laterales izquierdos del nivel al que asoma el chaval. Un hombre de negocios como Lim sabe perfectamente cómo se maneja una situación así. Más vale ser inteligente que tozudo, porque la última palabra la va a tener siempre el jugador, independientemente de la cláusula o de los años de contrato.
Gayà es muy valencianista pero si te llama el Madrid la película cambia por completo. No cambian tus sentimientos, pero entran en juego factores como la ambición profesional o la pasta, y ahí este Madrid de Florentino Pérez es el rey. Porque compite siempre y paga mucho, y bien. Una cláusula lógica logra un doble objetivo: calmar a una afición que ve que el club hace todo lo posible para intentar retener al futbolista y la posibilidad de aliviar un poco la delicada situación económica de la institución metiendo pasta en caja. Todos ganan y el jugador decide.