El fiasco de la Fórmula 4 española
En AS nos hemos mantenido al margen de todo lo relacionado con el arranque del Campeonato de España de Fórmula 4. Una línea editorial que podría parecer extraña ya que desde aquí siempre apoyamos las iniciativas que busquen la promoción del deporte, pero es una decisión meditada y con argumentos. Nunca terminé de ver clara la solvencia de este nuevo certamen de monoplazas destinado a los pilotos más jóvenes, los procedentes del kárting, y que ahora parece condenado a la desaparición antes incluso de su puesta en marcha. Había cabos sueltos, intereses cruzados, poca concreción, presupuestos discutibles, demasiados protagonistas… Uno lleva ya el suficiente tiempo en esto como para intuir el tufillo a fiasco con cierta anticipación.
Me sorprendió por todo ello la implicación de la Real Federación Española de Automovilismo, que presentó el proyecto de la mano del mismísimo Secretario de Estado para el Deporte. No entendía que las incertidumbres que ya se vislumbraban les fueran ajenas hasta el punto de no aclarar la situación antes de dar su bendición a un campeonato con esas fisuras: polémica en torno a la gestión del circuito de Los Arcos en Navarra, dudas sobre el destino de subvenciones, enfrentamientos políticos, dimisión del director deportivo, diferencias entre los promotores… Demasiado lío para pensar que pudiera salir bien, como por desgracia ha sido. Y chavales trabajando para sacar adelante su participación en la F-4 que ahora se quedan sin programa para 2015.