En busca de un reparto competitivo...

La goleada del sábado en el Calderón adquiere su perspectiva real si se compara cómo se reparten en España los derechos nacionales de televisión y cómo en otras partes. El Madrid cobra más que nadie, a excepción del Barça, con el que empata, y el Atlético cobró a su vez menos que el Cardiff City el curso pasado. En esas condiciones, lo que hacen ciertos clubes de nuestra Liga, singularmente el Atlético, es casi heroico. Todo aquí está construido para que el Madrid y el Barça tengan una ventaja competitiva, y lo que no conseguimos es saber si de verdad eso obedece a un plan inteligente o a simple ejercicio de poder.

Lo digo porque hace mucho que se prometió una ley del deporte profesional que incluiría un reparto más equilibrado del que ahora tenemos de los derechos televisivos. Esa ley se ha ido echando, en plan patá p’alante, hacia el futuro, con excusas más o menos peregrinas, entre las que la más utilizada fue la ‘licencia única’. El tiempo ha confirmado la sospecha de que cualquier excusa no era más que eso. Todo se frenaba en una defensa cerrada de los privilegios del Madrid y (agazapado tras él) el Barça, que cobran por este concepto más que sus rivales europeos, ante los que salen a competir con esa ventaja.

No hace mucho lo escribí: se tardó mucho menos en redactar la Constitución, con tardofranquistas, comunistas, nacionalistas catalanes y vascos, republicanos y juancarlistas, que lo que llevamos en este interminable martirio para ver si somos o no capaces de hacer un reparto algo menos desequilibrado de los derechos de televisión. Hace poco preguntaba un confuso personaje: “¿Dónde está Wert?” Es fácil de responder: en el palco del Bernabéu, donde se cuecen tantas cosas. Cuanto más tarde esto en resolverse, mejor para el Madrid, a cuya sombra, en esto sí le conviene el Estado, viaja el Barça.