La aventura de EE UU debe esperar
Iker parece otra persona. Queda muy atrás la pesadilla de los desmemoriados silbidos del Bernabéu que a cualquier otro portero le habrían obligado a hacer las maletas y largarse. Pero Casillas tiene un currículo inigualable, labrado con sus guantes y no con fuegos artificiales. En el Clásico de octubre contra el Barça apuntaló el actual liderato blanco con dos paradas espectaculares a Messi y Mathieu. Desde ahí, convirtió el fuego de la grada en una sinfonía de afecto que le ha hecho recuperar la sonrisa y sentirse de nuevo como el capitán del Real Madrid.
Ancelotti se ha dejado de historias y ha zanjado la cuestión dejando claro al mundo entero que Iker es su portero titular. Y él está respondiendo con creces. Además, Keylor no ha sabido aprovechar sus oportunidades en la Copa. Ese segundo gol de Torres (evitable) todavía pesa en el ambiente y no ha hecho sino reforzar la idea de que ahora mismo Casillas es intocable. Con él, hemos ganado nuestros últimos cuatro títulos (Décima, Mundial de Clubes, Supercopa de Europa y Copa del Rey). Con 33 años, es la edad idónea para que un portero muestre su mejor repertorio. Pronto alcanzará los 710 partidos de Sanchís y le veo levantando la Undécima en Berlín. Las turbulencias del pasado ya son historia...