Neymar reina en un partido muy loco
Las cosas del fútbol. El partido del Calderón empezó imponente, con un gol antes del primer minuto marcado por el Niño Torres, el favorito de la parroquia, pero al llegar al descanso ya se había desastrado. Buena parte de la culpa la tuvo, da lástima decirlo, el árbitro, Gil Manzano. Una promesa del arbitraje español, que aún no ha cumplido los 31 años, pero que sufrió un contratiempo grave. Otorgó un penalti fuera del área a favor del Atlético, que fue gol, y luego no concedió otro en tiro de Griezmann que Jordi Alba rechazó con el brazo. Y de vuelta de esa jugada, gol del Barça, el 2-3. Ahí se acabó todo.
El Atlético, también hay que decirlo, reaccionó demasiado mal a ese contratiempo. Había empezado el partido a las mil maravillas, con ese gol rápido del Niño, luego se repuso pronto al 1-1 de Neymar marcando el 2-1 con el penalti que no fue. Pasó después por la desgracia de un autogol tontísimo. La jugada del 42’, que pudo ser el 3-2 y se convirtió en el 2-3 definitivo, acabó con su fe y con su humor. Hubo alboroto en el descanso y Gabi fue expulsado. Al regreso, el público vio que los suyos volvían con diez, sin saber exactamente por qué, hasta que las radios fueron explicándolo. El ambiente se ensombreció más.
La segunda parte fue un esperpento. Incluso llegó la noticia de que Ansaldi, no convocado, había tenido pelea con la policía y estaba detenido. Arda Turan tuvo una reacción horrible y le lanzó la bota a un linier con saña, a lo que Gil Manzano reaccionó con debilidad, mostrando sólo amarilla. Más tarde, sería expulsado Mario Suárez, dentro del desquicie con que se manejó el Atlético. En fin, pasa el Barça, con Neymar elevado muchos grados en la consideración del aficionado general, por su clase y valentía. Al Atlético le queda la frustración de una noche que empezó de perlas y acabó enloquecida.