Brentford: un equipo a punto de ascender por las matemáticas
Estadísticas. Conversando esta semana con un entrenador de la Primera española, salió a relucir el extraño caso del Brentford. Un club en el que el alma del equipo está lleno de estadísticas y donde el entrenador, un ex agente de bolsa, se dedica básicamente a hacer las sesiones y de poner en práctica la visión de un genio de las matemáticas, el presidente Matthew Benham. El modelo de juego está basado en porcentajes, en números, en una idea revolucionaria.
Ecuación. A principio de temporada se hace un cálculo, basado en una secreta ecuación matemática, que decide en qué posición debería acabar el equipo. Si no se cumple, es que falló el factor humano. Y hay que reemplazarlo, ya sea el entrenador o el/los jugadores. El juicio al futbolista también se hace a partir de un grupo de estadísticas que confirman su influencia real en el juego. Hay lanzamientos a portería que están prohibidos porque el porcentaje de acierto es mínimo. Los ataques se basan en aquellos que dan, estadísticamente, más opciones de marcar.
Economistas. El preparador, Mark Warburton, dejó de trabajar en la City a los 48 años para hacerse entrenador. Viajó por Europa (siguió de cerca al Barça), tuvo su oportunidad en el Brentford con 50 años y le subió de categoría. El presidente y dueño, Matthew Benham, estudió física matemática y trabajó en la City en un fondo de inversión. Montó una casa de apuestas, se hartó de ganar dinero y compró el equipito que había seguido de pequeño.
Ascenso. Y les está saliendo bien. Después de 125 años de una vida invisible, sin ganar nada de nada, con un par de años en la década de los 30 del siglo pasado en los que acabaron entre los seis primeros de la vieja Primera División inglesa, hoy están luchando por ascender a la Premier.
De barrio. Situado al oeste de Londres, quiere reemplazar al Fulham como el equipo del barrio (de momento está diez puestos por encima de su más conocido rival en la Championship). En menos de cuatro años abandonará Griffin Park, donde ha jugado desde 1904, para trasladarse a un nuevo complejo que incluye casas, tiendas y el nuevo estadio. La idea es que la comunidad crezca al mismo tiempo que el club.
Una nueva vía. El entrenador español, que entiende que la influencia de los banquillos debería ser no sólo mayor, sino más respetada, me dijo: “De ese autobús, bájame. Ya sé un club al que no puedo ir”. Pero cada vez más parece una nueva vía escasamente explorada.