Ancelotti, más allá del resultado

No es fácil ser técnico del Real Madrid, nada fácil. Si fuera jugador en lugar de entrenador, habría quien diría que “nació para estar en el Real Madrid.” Es un pequeño milagro conseguir absorber la esencia histórica del club y proyectar la dimensión universal, con todo el elenco de estrellas planetarias, a la vez que consigues la adhesión inquebrantable de tu plantilla, con una gestión de egos ejemplar. Sobre todo, si eres capaz de conseguir resultados y espectáculo a la par, como te comprometiste en tu presentación como técnico del Madrid. Por el camino, ganando el título más anhelado por el club y sus aficionados.

Ancelotti debería ser un proyecto y no una coyuntura. Además de todo lo dicho, conseguir que el Madrid haya dejado de ser un club volcánico y, sobre todo, caminar sobre las brasas de cada polémica como si no quemase, tiene un valor intangible enorme para un club tan expuesto. Conviene decirlo antes de que el Madrid pueda o no caer en una competición, aunque sea frente a un rival directo. Tendemos a pensar, no sin razón, que si la pelotita entra todo es bonito. Mucho más en el club con más exigencia histórica del planeta. Pero cuando la pelotita no entre, que todo puede pasar, también es mucho mejor tener a Ancelotti en tu banquillo.