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Y ahora, a por Messi

¡Síííííííííííííííííííí! Ese grito gutural sorprendió a todos. Mejor dicho, a casi todos. Los que le conocen bien saben que él es así. No va de pose fingida ni quiere ser políticamente correcto. Lo que siente, lo suelta sin miedo ni complejos. No engaña a nadie. Lo tomas o lo dejas, pero no tiene doble cara. Va de frente y ahora está recogiendo los frutos a su nobleza y sensibilidad. Cristiano es un chaval normal, que se emociona con todo lo que ocurre en su vida. Él nunca se cansará de ganar Champions o Balones de Oro. No hay dos sin tres. Su genética fanáticamente ambiciosa le pide más y más y por eso avisó que ahora va a por Messi. Ese 3-4 puede convertirse en un 5-4 en un par de añitos. Admito apuestas. Por eso se sintió liberado el portugués cuando un grande como Thierry Henry le nombró, por segundo año consecutivo, rey del fútbol mundial. Eso explica que tardase en articular palabra. No iba a llorar esta vez. Necesitaba respirar para descargar tanta tensión acumulada en unas horas previas interminables. Su primer “uuuffff”, soltando el aire como quien suelta una mochila llena de piedras, fue el resoplido de la liberación mental que le suponía haber ganado su tercer Balón de Oro. Lo ambicionaba legítimamente porque es el mejor. Sin discusión. Pero los súper jefes de este maravilloso invento, Blatter y Platini, siempre han puesto en duda sus increíbles cualidades futbolísticas. Que si parece “un comandante” (Blatter dixit). Que si “debería ganar un alemán porque su país ganó el Mundial” (Platini erre que erre). Él aguantó el chaparrón de la incomprensión institucional porque sabía que la batalla de la calle y de su profesión la tenía ganada. Entrenadores y capitanes saben de qué va esto. Number one.

Diferencias. Igualito que Messi con Luis Enrique (al argentino se la agrió la cara cuando le pusieron el vídeo del asturiano felicitándole). Cristiano hizo un elogió no solo al Ancelotti entrenador (“lo ha ganado todo”), sino también al Carletto humano (“es una gran persona y entiende muy bien a los jugadores”). Una puyita dirigida al tercer técnico favorito en la surrealista votación de Messi... El binomio Cristiano-Ancelotti puede durar años. Bueno para el Madrid. Preparen la ampliación de la Sala de Trofeos...

Detallazo de Nadal. Dice el refrán que “dime con quién andas y te diré cómo eres”. Cristiano es muy amigo de Nadal. Otro deportista ejemplar. Dos chavales cuya existencia está basada en el afán de superación y su capacidad para mejorar desterrando la palabra “límites”. El vídeo de Nadal fue un legado-homenaje a la hegemonía mundial del Real Madrid. Rafa es vikingo. Es el Balón de Oro de la raqueta y en Roland Garros ganará este año su Décima...

El Imperio. Hay vida más allá de Cristiano Gold. Sergio Ramos fue elegido, junto a David Luiz, Lahm y Thiago Silva, como mejor defensa del planeta. Y Kroos como centrocampista. Y James recibió el premio al mejor gol del año. Protagonismo del Madrid a tope por mucho que los alemanes querían montar su particular oktoberfest con la irrupción de Löw y la ganadora del Balón de Oro femenino. Del Barça sólo quedan Messi e Iniesta. Se ha dado la vuelta a esta tortilla...

¡Remontada! En el once del año hay tres del Madrid y ninguno del Atleti. 3-0. Premonitorio. Justo el resultado que hace falta el jueves para consumar la remontada copera. Cristiano ya ha metido en Zúrich el primer gol. Obrigado, campeón.