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Si hay un pueblo en Europa que puede entender mejor que nadie lo que los franceses sentimos desde hace unos días, que puede compartir nuestro dolor, éste es el español. Tantos años de atentados de todo tipo, y últimamente de masacres cometidas por terroristas islamistas, han hecho de la bella España un país muy sensible a esos temas. Por todo ello, la reacción de la Liga, encabezada por su presidente Javier Tebas, de apoyar a mis compatriotas de forma visible ha sido automática. Por todo ello, anoche en el Camp Nou como en todos los estadios de Primera y de Segunda División, se respetó un minuto de silencio en homenaje a las víctimas de los ataques contra la revista “Charlie Hebdo” y el supermercado casher (comida judía).

No soy nada ni nadie, sólo un francés de España que tiene la suerte de poder escribir en este periódico. Sin embargo, quiero decirles algo a los que han promovido y los que han seguido este gesto simbólico tan emotivo. En el idioma de mi infancia: “Merci l’Espagne, de tout coeur” (gracias España, de todo corazón). Porque sé que la liga española es el campeonato de fútbol más seguido en el mundo y que ese homenaje ha tenido repercusión en todos los continentes, ha alcanzado a gente de todo tipo de razas, culturas y religiones.

Era necesario porque lo que ha ocurrido en París es simplemente alucinante. Les prometo que todavía no me creo que franceses hayan podido descargar sus fusiles de asalto Kalaschnikov contra humoristas porque eran humoristas, contra policías porque eran policías y contra judíos porque eran judíos. Y entre esas víctimas, siento una tristeza muy particular por la muerte de Cabu. Cuando tenía unos 11 o 12 años, este humorista con gafas redondas dibujaba viñetas en el programa de televisión infantil preferido de toda Francia. Esos malnacidos han matado también a parte de nuestra infancia. Pero los franceses estamos de pie y, sobre todo, no estamos solos. El apoyo de nuestros hermanos españoles aparece como una magnífica prueba de ello.