No hay foto en Cibeles con el Mundialito
Acabó el partido de Marrakech y los jugadores del Madrid se felicitaron entre sí por su nuevo título, pero no había ahí los gestos y la euforia de una gran final, ni de un alirón liguero. Demasiado fácil. Mourinho dijo que el Mundialito se reducía a ‘dos partidillos’, y aunque lo dijo en su día por hacer de menos al Barça, la verdad es que visto desde la óptica del campeón europeo es así. El mérito es ganar la Champions, después de eso la Supercopa de Europa tiene una dificultad relativa y el Mundialito, mucha menos dificultad. Aunque alguna vez la pierda el europeo, que también pasa, pero no es lo normal.
Hay mucho desequilibrio en fútbol y en muchas más cosas entre Europa y todo lo demás. Y cada vez lo hay más. Los ricos cada vez son más ricos, la globalización ha acentuado eso. No sólo en el fútbol, y no culpemos al fútbol de lo que no tiene la culpa. Desde que ganó la Copa Libertadores, San Lorenzo vendió a sus estrellas, Correa, al Atlético, que lo cede al Rayo, y Piatti, al Montreal. Desde que ganó la Champions, el Madrid fichó a James y a Kroos, figuras en el Mundial, más Keylor y Chicharito, a los que tiene de suplentes. Así que gana el Mundialito y ni siquiera lleva la Copa a Cibeles. No da para tanto.
Pero no veamos esto sólo desde Europa. En otros continentes se mira de otra forma. Para Auckland ha sido una proeza, para San Lorenzo, una ilusión, para los demás, una esperanza. Esta Copa enfrenta a los campeones de todas las confederaciones. A nosotros nos sobra, a otros, no. Eso sí: hay que afinar más. En la organización de Marruecos ha habido fallos visibles que le han costado el cargo al Ministro de Deportes. La FIFA tiene que estar más encima de las cosas, porque los descuidos han hecho el torneo más deslucido. Menos mal que el público marroquí respondió con entusiasmo.