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San Lorenzo y la copa que al Madrid le falta

Madrid-San Lorenzo, final del Campeonato Mundial de Clubes. Lo llamamos Mundialito, y es inevitable, porque Mundial sólo hay uno, que nació en 1930 y ya rodeado de un esmero y unos escrúpulos que al Mundialito aún le faltan. Esta chapuza de los campos no se dio entonces. Como no se daba la excesiva distancia que se da ahora entre los mejores y los peores. Este campeonato es, de algún modo, un paso atrás. Frente a la constante lucha por la igualdad y el acercamiento entre civilizaciones, el Mundialito acentúa hasta la caricatura el desequilibrio entre el mundo rico y los demás.

Pero no culpemos de eso al Madrid. Representa a su mundo, el que le corresponde. El Madrid ya ganó el primer antecedente de esta competición, la Intercontinental de 1960, tras un 0-0 en Montevideo y un 5-1 en el Bernabéu que sigue siendo el gran día en la historia del club. Aquella Intercontinental a ida y vuelta decayó por la dureza rayante en delincuencia de que hicieron gala los equipos sudamericanos (sobre todo los argentinos) en los partidos de allá. Eso dio paso a la Intercontinental a un solo partido, en Tokio. Y de ahí hemos saltado a esta Copa Mundial de Clubes, popularmente ‘el Mundialito’.

Esta de hoy es una copa que el Madrid no tiene. Para conseguirla debe batir al San Lorenzo de Almagro, que sacude viejas y bellas resonancias en España. Fue el equipo en el que Lángara aterrizó en Buenos Aires, con cuatro goles a Ríver Plate. Fue el equipo cuya gira, a caballo del 46 y el 47, nos descubrió la WM y el valor del mimo a la pelota. Pero los referentes no mueren en el pasado. Es el equipo del Papa Bergoglio, ese necesario héroe que lo mismo lucha contra la pedofilia que amiga a EEUU y Cuba. San Lorenzo es prestigio de ayer y de hoy. Pero enfrente está el Real Madrid, al que le falta esta copa...