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Su hambre no tiene límites

El abrazo con Carlo Ancelotti y la posterior confidencia cuando fue sustituido el pasado sábado ante el Celta resultó inusual. Por una vez el portugués parecía saciado. Cristiano aprovecha también esos minutos de la basura para seguir marcando goles. Pero en el partido del Celta daba la impresión de que se había colmado. Seguirán cayendo registros en los próximos meses, se convertirá con seguridad en el máximo goleador en la historia del Real Madrid y, como mucho, se le escapará el de mejor artillero histórico de la Liga por los seis años más tarde que llegó a nuestra competición con respecto a Messi. Todo dependerá de los años que alargue su carrera y cómo respeten las lesiones a uno u otro para despejar ese particular duelo goleador.

Llegar a doscientos goles en la Liga en tan poco tiempo puede que no ocurra nunca más en la historia. Pero es que resulta igual de inverosímil el número de hat-tricks o el porcentaje de partidos y goles en la Champions League que lleva el delantero madridista. Números descomunales para un jugador que ha conseguido su madurez y su salto hacia la excepcionalidad en el Real Madrid. Muchas veces recuerdo sus inicios en el Santiago Bernabéu, sus dificultades, los pitos que recibía desde la grada cuando no le salían las cosas, y creo que todo eso le ayudó a crecer por su carácter indomable. En otras circunstancias, con un aficionado menos exigente que el madridista, igual no estaríamos ante el Cristiano de ahora, el que no tiene límites.