Ausencias y presencias en un entierro
El Depor no tuvo ayer representación oficial alguna en el entierro de Romero Taboada, que discurrió en intimidad y sin incidentes. Es un gesto de distanciamiento hacia el fenómeno ultra por parte de Tino Fernández que debemos valorar. No le ha tenido que ser fácil. En A Coruña no deja de estar presente un hecho: la única víctima mortal de la pelea es un deportivista, como también lo son la mayoría de los detenidos. Nadie siente a sus propios ultras peores o más merecedores de castigo que a los demás. Esa asimetría en el dolor ha sido casual, pero existe. Por eso valoro la ausencia oficial del club.
Sí estuvo el ex presidente Lendoiro, que ya no tiene vinculación con el club, sino más bien una relación de enemistad mutua creciente. El gesto de Lendoiro es equívoco, o no tanto. Se marchó de la presidencia recibiendo una placa de los Riazor Blues. Lendoiro era hasta ayer embajador de la Liga de Fútbol Profesional. Enterado de su presencia en el entierro, Javier Tebas anunció su expulsión inminente. Es un gesto que refleja el momento bisagra que estamos viviendo. Lendoiro representa una forma de pensar respecto al fenómeno ultra que se ha acabado. Hay otro tiempo y empezó el domingo.
De eso hablábamos anoche en el programa ‘El Debate de La 1’, monográfico sobre esta cuestión. La esperanza es que esto sacuda las sensibilidades de todos. Lo del domingo creó una sensación de bochorno colectivo, como de descuido ante el asunto, que ahora debemos traducir en un impulso colectivo. Hoy se esperan directrices nuevas de la reunión de las comisiones delegadas de Federación y Liga en el CSD. Interesa el resultado, pero sobre todo interesará ponerlas en práctica. Hay signos para el optimismo. Lo hemos visto en las reacciones de Atlético, Depor y Liga en estos dos últimos días.