Ancelotti y su fútbol espectacular
No llevaba ni cinco minutos como entrenador del equipo blanco, cuando Ancelotti sorprendió en el acto de su presentación en el palco del Bernabéu con una declaración de intenciones, cuanto menos, sugerente: “El Madrid tiene que ganar… jugando un fútbol espectacular”. Seguramente, muchos le habrían comprado la mitad de la frase, pero él se jugó un órdago a la grande. Ahora, con la perspectiva del tiempo, ya sabemos que este italiano, amante de la excelencia futbolística, está en puertas de batir un récord histórico en el banquillo más exigente del mundo. Más allá de la ansiada Décima, habrá que darle el mérito que tiene. Conviene significar la figura del entrenador porque, cuanto mayor es el nivel del ser humano, más tendencia hay a infravalorar su capacidad y a ensalzar su psicología.
Es cierto que tiene la experiencia del gran futbolista que fue para difuminar problemas y la inteligencia para empatizar. Es lo grande que tiene ser un tipo normal, que prefiere que el mérito recaiga en los jugadores. Transparente, sin dobleces, en todo este tiempo en Madrid sólo ha enseñado sus uñas cuando se ha cuestionado a su equipo de trabajo, a su hijo, a Vecchi, a Zidane… Sería fútbol-ficción saber qué habría pasado con Ancelotti si Ramos no hubiese marcado aquel mítico cabezazo de la final de Lisboa, pero la lección aprendida es que siempre será mejor tener un entrenador que quiera estar a la altura del Madrid a otro que quiera que el Madrid esté a su altura...