Pacheta, el entrenador austero, y el nuevo Castro que ilusiona a Gijón

Humildad. José Rojo Pacheta (1968), le recordarán como jugador de un pujante Espanyol de Camacho en los 90 y actualmente entrenador del Hércules, vive en la residencia de estudiantes Europa House. Como suena. Allí se alojan también varios jugadores de la cantera y el prometedor japonés Sugi. A medio camino entre el Rico Pérez y las instalaciones de entrenamiento Fontcalent, en el pueblo de San Vicente del Raspeig, el técnico tiene su centro de trabajo en una de las habitaciones de la residencia. Pacheta suele comer en el restaurante de enfrente, el que tiene convenio con la residencia y el club. Un ejemplo de humildad y del fútbol que no se ve.

Salida. Escapando de sus días de ostracismo en Málaga, el Memo Ochoa esboza una sonrisa con México donde se ha reencontrado con su amigo Vela (colgó una foto de ambos en Amsterdam) mientras sus agentes le buscan una salida en enero. Ochoa, que llegó como estrella después del Mundial, garantizaba más de 30 sponsors al Málaga en México. Pero Javi Gracia ha impuesto con honradez el deporte a la economía. Juega Kameni. Anda interesado en Ochoa el Trabzonspor turco, pero su sueño es la Premier. Eso, si soluciona el asunto del pasaporte comunitario.

Apellido ilustre. Vibra El Molinón con Carlos Castro, del que dicen tiene tics de Villa (“no son buenas esas comparaciones”, se preocupa su entorno) y que tiene en el Brujo Quini, el Castro por excelencia, el mejor maestro. A sus 19 años y convocado por Celades para la Sub-21, marcó 167 goles en sus cuatro temporadas de formación en Mareo (antes estuvo en el Caudal y en el Oviedo…), a más de 40 por curso. Ya es el máximo goleador del Sporting, marca cada 58 minutos y lo vigila de cerca el Celta.

Un paso fugaz. Espanyol y Olympique de Marsella juegan mañana un curioso amistoso en la Ciudad Deportiva Dani Jarque. Hace 16 años, Marcelo Bielsa fue entrenador de Sergio en los pericos. Un paso curioso aquel. Bielsa, después de ganar el Clausura con Vélez Sarsfield, firmó el 8 de junio con el Espanyol y dos meses después supo que la AFA le había designado como seleccionador argentino. Entonces quiso agarrarse a una cláusula de salida que, según Dani Sánchez Llibre, no existía. A mediados de septiembre y en medio de una situación insoportable, el Loco ya era historia. Su recambio fue Brindisi. La primera aventura europea de Bielsa resultó tan volcánica como él.