Carletto no sólo es simpático...

Cierto es que, después de haber tenido que aguantar las malas caras y la falta de humor de José Mourinho, nos ha venido muy bien un entrenador como Carlo Ancelotti. Su sonrisa y su agradable carácter hacen mucho más fácil la vida cotidiana del Madrid. Pero me parece injusto, por no decir cansino, que siempre se ponga por delante la simpatía de Carletto para presentarle como el técnico idóneo para el equipo blanco. Porque en este mundo dónde la bondad llega a ser considerada como un signo de debilidad, en esta sociedad donde los héroes de la series de televisión son cada vez más gente mala y desagradable, resulta reductor y poco halagador describirle únicamente como un buen tipo.

Es evidente que la forma de ser de Ancelotti ayuda a un mejor funcionamiento del equipo, ya que permite más unión y más comunicación entre las diferentes partes. Dentro y fuera del vestuario. Sin embargo, no hay que olvidar nunca que el italiano está triunfando en el Madrid porque es, ante todo, un grandísimo entrenador. El mejor del mundo, el técnico en activo con más Champions en su vitrina personal (tres), aunque no sea de colgarse medallitas y siempre prefiera dar prioridad y valorar el trabajo de sus jugadores.