El Madrid disfruta, el Barça sufre

Este Madrid te aplasta a goles. Unos mejor hechos que otros, alguno con precisión de cirujano, como el de Kroos, otro de rodilla, como el de Sergio, alguno en jugada precisa y limpia, como el de Bale, uno en el que colabora el portero, el de Cristiano, otro en el que el que colabora es el linier, el de Benzema. Pero el caso es que te aplasta a goles. Ya suma 42 en 11 partidos, Cristiano lleva, él solito, más que tres cuartas partes de los equipos de la tabla. Sergio Ramos, un defensa, anotó ayer el número cincuenta de su carrera como madridista. El Bernabéu es el Imperio del Gol y el público disfruta de lo lindo con ello.

Y eso que el fútbol no fue el mismo. Con Bale, el juego no se mastica tanto y además el equipo se repliega peor. Tanto, que el Rayo, que se movió bien, como suele, llegó a tener su oportunidad. Tuvo a mano el 2-2, anulado por un fuera de juego muy ajustado. De inmediato, gol de Kroos, un poco facilitado por la distracción en las protestas, y pronto el de Benzema, que se tragó el linier. Ahí acabaron las esperanzas del Rayo, pero hasta entonces había puesto en evidencia ese déficit del Madrid del 4-3-3. A cambio, las espectaculares carreras de Bale y sus remates. Y siempre el gol como argumento de peso.

La facilidad con que el Madrid saca sus partidos coincide con los pesares del Barça, al que todo le cuesta más. Claro, que ayer la mitad de la culpa fue de Luis Enrique, que sacó en el primer tiempo un equipo de difícil explicación. Cuando tras el descanso salió Luis Suárez y se pudo comprobar su estado de forma, resultó menos explicable todavía. Gracias al uruguayo ganó el Barça, después de llegar perdiendo al intermedio. Luis Enrique no se encuentra a sí mismo ni encuentra el equipo, y encima Messi parece sufrir un maleficio a las puertas del récord de Zarra. En fin: el Madrid disfruta, el Barça sufre.