El balonmano se reinventa
La crisis ha asolado la clase media de nuestro deporte. Los ricos siguen siendo ricos, y los pobres, pobres. Son los que están en la mitad quienes más han sufrido las consecuencias. De tener algo han pasado a no tener nada. Donde se ha notado más es en el balonmano. El Barcelona sigue estando a muy alto nivel con el dinero del fútbol, el Ciudad Real (luego Atlético de Madrid) desapareció y el resto anda deambulando. Presupuestos de millones de euros han quedado reducidos a medio, y aún hay clubes de la máxima categoría que sobreviven con menos de la mitad. La situación ha provocado soluciones de emergencia. El balonmano sintió la necesidad de reinventarse, modificó el sistema de Copa y la cosa está funcionando.
Mantiene la Final a Cuatro, pero los equipos llegan a ella después de varias eliminatorias donde entran los de la División de Honor B, que es como la Segunda División de fútbol. La primera eliminatoria sólo la disputan éstos. Los ocho ganadores entran en la segunda ronda con los ocho últimos clasificados de la Asobal de la pasada temporada. Los vencedores pasan a la tercera eliminatoria, en la que nos encontramos, emparejados contra los ocho primeros de la Asobal. Estas tres eliminatorias son a partido único, lo que favorece las taquillas de los clubes más modestos. Luego vienen los cuartos de final, ya a doble partido, y la Final a Cuatro. Una Copa que no discrimina, ayuda a los modestos y permite las sorpresas. La ACB podría estudiar el modelo.