Griezmann es la diferencia
Fue un lance a balón parado. Una pelota levantada por Koke (pónganse de pie) y una colección de movimientos trabajados y mecanizados. Una más de esas acciones indigestas para los rivales que han llenado de goles y victorias al Atlético. Y seguramente la ubicación de Griezmann formaba parte del plan, el destino calculado por si el centro era despejado. Pero lo que ocurrió después, cuando la pelota le cayó escupida al francés, no sale de los cuadernos sino de la improvisación y el talento. Ese hacer como que iba a tirar (lo de cualquiera) y el delicado cambio de intención, dejando pasar al rival y armando una segunda opción de disparo. El gol fue fortuna, pero el recorte fue arte. O sea, Griezmann.
El francés es una idea original. Una galopada, un control, un desmarque, un pase o una llegada. Pero también una sospecha, porque sus maneras se alejan de las que cortan al Atlético por el mismo patrón. Simeone duda más del talento que del esfuerzo. Lo que en este caso le llevó a ser discutido por primera (y única) vez por su hinchada del alma. Griezmann es el futbolista de la gente. Un fabricador de maravillas. Justo lo que no abunda en el solidario y competitivo milagro del Cholo. Por eso es bueno que, rotos ya los prejuicios, uno y otro se concedan conectar.