Tito Rabat, el héroe de Sepang; Jack Miller, el villano
Lo consiguió: Tito Rabat ya es campeón del mundo de Moto2. Merecidísimo título que es el premio a la constancia, al pundonor y al esfuerzo. Tengo que reconocer que hace no demasiado tiempo, un par de años atrás, dudaba de que este día pudiera llegar. Veía al catalán como un magnífico piloto, obviamente, pero quizá sin el talento de algunos de sus coetáneos, desde Marc Márquez a Pol Espargaró. Un buen amigo común, Sergi Arola, me intentaba convencer de que estaba equivocado, me aseguraba que Tito tenía madera de campeón y lo iba a demostrar. Pues ahí lo tenemos… Me congratulo de lo poco acertado de mi apreciación porque además estamos hablando de un chaval estupendo, lo que no deja de resultar gratificante en el deporte de élite, protagonizado en ocasiones por figurines de cartón piedra.
Y si Tito Rabat ha sido el héroe del GP de Malaisia, el villano también ha quedado claramente identificado: Jack Miller. La actitud del australiano no se corresponde con la que se espera de un competidor noble, que no quiere decir débil. Desde luego que tenía todo el derecho a defender sus opciones al título de Moto3 frente a Álex Márquez, pero no buscando reiteradamente el contacto con su rival hasta poner el peligro la integridad de ambos y del resto de los participantes. Una pasada de frenada o un trazada más larga de lo ortodoxo puede considerarse un error; en cambio, cuando se repite media docena de veces parece que la intencionalidad es indiscutible. Lo grave del caso es que Dirección de Carrera ha calificado lo ocurrido como un simple lance de la misma, lo que deja abierta una delicada puerta al riesgo para el decisivo GP de Valencia.