Sobre el cabreo de Carletto

Es la tercera vez que Ancelotti se enfada desde que llegó al Madrid. Las dos primeras fueron por culpa de sus jugadores, una de ellas la temporada pasada cuando estuvieron a punto de dejar dos puntos en el campo del Rayo Vallecano después de una horrible segunda parte. Pero, anoche, fueron las preguntas en la conferencia de prensa previa al partido las que sacaron de quicio al tranquilo técnico. Por supuesto que no me voy a permitir juzgar a los colegas que preguntaron a Carletto por los lesionados. Cada uno tiene sus prioridades. Sin embargo, voy a intentar explicar por qué reaccionó de esta forma el italiano.

Ancelotti es un romántico del fútbol. Conoce su historia y la vive con intensidad. Es ya parte de ella, como jugador y entrenador, pero sigue mirándola como si fuera un simple aficionado. Uno de verdad. Por ello, cuando se encuentra en el mítico estadio de Anfield, tiene unas emociones muy especiales. Y no entiende que puedan interesar más otros temas que el encuentro mágico que se va a disputar esta noche entre dos gigantes del fútbol. Así de simple. Así de comprensible.