La Sub-21 se juega el Europeo en Cádiz
Hoy también hay fútbol de selección. No es exactamente La Roja, sino La Rojita, expresión que algunos encuentran ñoña pero que yo veo cariñosa. Cádiz, que desde que su equipo representativo se fue de excursión a Segunda B (de donde volverá más pronto que tarde) anda escasa de fútbol de altura, es el escenario de un España-Serbia que nos va a abrir o cerrar la puerta del Europeo, que a su vez clasifica a los cuatro primeros para los JJOO de Río. El partido despierta en la ciudad la emoción de un Carranza en fecha extraordinaria. Para los que se queden fuera y para el resto de España, lo da Cuatro.
Este equipo ha ganado los dos últimos europeos de la categoría. Entre medias dio un cante descomunal, en los JJOO de Londres. Que en un año convirtiera aquel desastre, comparable al de los grandes en Brasil, en un nuevo título continental, no deja de ser un estímulo. Este grupo, sobra decirlo, es la cantera de la absoluta y de él van saliendo continuamente piezas para reparar lo que se envejece o avería en el grande. En estos últimos partidos de Eslovaquia y Luxemburgo, Del Bosque ha contado con cuatro que podrían, por edad, estar ahí: Koke, Carvajal, Bernat y Alcácer. La renovación se acelera.
En esa frontera permeable también se mueven Isco, Muniain, Munir, Deulofeu y Alberto Moreno, que ya han jugado alguna vez con la absoluta. Son la solera de este buen equipo al que faltará esta noche Morata, por un descuido al repasar reglamentos, lo que permitió que incurriera en una amarilla que le cuesta no jugar esta tarde. Supongo que el puesto será para Munir, la aparición más feliz del Barça. Es el cuarto partido de Celades, el primero de alto riesgo. Hay que ganar o ganar. Porque otra cosa no sirve y porque Cádiz lo merece, por el entusiasmo con que acogerá el partido.