Agustín Vega. La vida. La fotografía.
La primera noticia del día fue mala: “Ha muerto Agustín Vega”. Fue fotógrafo de este periódico, jubilado hace algún tiempo. Andaba ya por los ochenta, vivía en Málaga, soltero eterno y, dentro de lo que cabe, feliz. Sabíamos de él por contactos esporádicos pero cargados de cariño. Una llamada, un viaje, un recado. Cada poco, claro, nos saltaba al recuerdo porque está a este lado del espejo en la foto quizá (o sin quizá) más célebre del fútbol español, la de ese salto de Di Stéfano, arrodillado en el aire, levitando, tras marcar un gol al Vasas de Budapest. Uno de tantísimos goles suyos europeos (marcó 49), quizá no el más bello, pero sí el más bellamente retratado. Una foto-compendio de lo que fueron Di Stéfano y el Real Madrid de aquella gloriosa época.
No se puede contar mejor aquel Madrid que con esta foto, el logro de un hombre que representa a todos los que hombro con hombro se sentaban y se siguen sentando al lado de las porterías, listos para captar el instante. El fútbol es un arte efímero que hoy graban y perpetúan las televisiones, pero que tiempo atrás sólo podía atraparse en instantáneas fijas, con cámaras que exigían atención, reflejos, conocimiento y dominio de artesano. Eso sí: cuando se acertaba, el premio era mayor. Una imagen vale más que mil palabras y que cien mil películas. Hasta siempre, Agustín. Y saludos a Alfredo.