Riesgos que no son aceptables

La F-1 es un deporte con enormes intereses que van más allá de la mera competición, eso es una evidencia. Los seguidores lo tenemos asumido, pero en ocasiones se sobrepasan límites que deberían llevar a la reflexión y la crítica. En Japón está ocurriendo, sin ir más lejos. Asumir los riesgos que un tifón puede suponer me parece un exceso que no conduce a nada, simplemente a que el negocio de Ecclestone siga adelante sin alteraciones. No sólo se compromete la seguridad de los pilotos, se juega con el interés de los aficionados, se pone en peligro a cuantos componen la caravana mundialista e incluso se compromete la viabilidad de la siguiente cita.

Comparto que la disputa de una carrera debe ser prioritaria, aunque no a cualquier precio. Y creo que las circunstancias que rodean a la prueba de Suzuka son excepcionales, de gravedad sobrada para plantearse si realmente merece la pena aceptar un peligro que parece inminente e inevitable. Me temo que todo se reduce a que los promotores del certamen no renuncien a su dosis de protagonismo... y sus beneficios.