La Selección ya no es lo primero
Vienen nuevos tiempos. Tiempos en los que ir a la Selección ya no es lo primero. En este sentido, la Ley del Deporte se nos ha quedado antigua. La Ley del Deporte obliga a todo deportista a acudir a la llamada de la Selección. Obviamente, no se cumple. Mas hecha la ley, hecha la trampa. El deportista dice que no quiere ir, y entonces el seleccionador no le convoca. No hay, por tanto, incumplimiento. Comenzó a ser costumbre entre los tenistas, y el propio Carlos Moyá, actual seleccionador, se negó a disputar una Davis en la que, como ha sucedido el pasado fin de semana, nos jugábamos el descenso. Luego fueron los baloncestistas, sobre todo los de la NBA. Ahora lo es también Contador, nuestro ciclista más en forma, ganador de la Vuelta.
Contador dice que eso no tiene nada que ver, que lo que cuenta es el circuito, y éste no se ajusta a sus condiciones. Mínguez, el seleccionador, piensa lo contrario. Hay que subir tres altos en cada una de las catorce vueltas: de 200 metros al 7%, de 5 kilómetros al 3,4% y de un kilómetro al 5,8%. Contador dice que esto no es nada, y que para ayudar a Valverde hay corredores más indicados que él. Como no es cuestión de llevar un ciclista a disgusto, Mínguez no le ha seleccionado. Pasó, pasa y pasará. Por mucho que diga Pedro Muñoz, quien también sufrió las renuncias de los tenistas. El deportista tiene otros intereses que no son los de la Selección, y ese es el problema de las Federaciones. Sus competiciones son menos importantes que las del circuito profesional.