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Iker: el sitio se recupera jugando

No hay manera de sacar a Casillas del centro del escenario. Ni siquiera en partidos tan sencillos y poco emocionantes como el de anoche, cuya suerte en ningún caso iba a pasar por el portero del Madrid. Sonaron pitos y aplausos cuando tocó el primer balón del calentamiento, sonaron pitos y aplausos cuando le anunciaron en megafonía, sonaron pitos y aplausos en el primer balón que le llegó… El público tiene ganas de discutir sobre su figura y Ancelotti asume que merece la pena insistir, arrecie o amaine el temporal, como única fórmula de rehabilitación.

A Casillas le limpió Mourinho de la titularidad sin que cometiera errores flagrantes y sin un suplente que le apretase. Después de aquel cañonazo en un equipo que no marchaba llegaron la lesión, Diego López y Ancelotti. Casillas se quedó sin continuidad y también sin regularidad. La inactividad resta al portero el sentido de la orientación y en esas anda ahora Iker. No hay otra manera de saber si los efectos de tan prolongada suplencia son crónicos o pasajeros que ponerle domingo y miércoles y esperar en medio del jaleo. Se coge portería estando en la portería. La grada asumió como inevitable el gol que encajó y le ovacionó el cara a cara que le ganó a González. El juicio, no obstante, será largo. Para él y para el que le suceda si Ancelotti decide relevarle. Pero quizá convenga preguntarse si el Madrid lleva tres derrotas en el curso por su portero o si será su portero el que le saque de esta.