Será el regreso soñado para el Córdoba. Volver a Primera cuatro décadas después, tras un rocambolesco e inolvidable ascenso, y debutar en el Santiago Bernabéu, solo puede ser leído en clave de bendición para un equipo y para un sentimiento verdiblanco, que esta tarde se hará notar en uno de los grandes templos del fútbol mundial. Aún sin Supercopa de España, incluso sin Di María, son tantas las diferencias entre la posiblemente mejor plantilla del Real Madrid en toda su historia y el plantel del Córdoba que nadie puede ofenderse si se vislumbra una goleada. El Madrid de Ancelotti necesita resarcirse con urgencia del pésimo sabor de boca que dejó la derrota en el Calderón y demostrar hambre en ese tipo de partidos donde la motivación, a priori, cuesta lo suyo.

El Córdoba tiene otra visión. El fútbol y la lógica suelen estar de uñas, porque hay ingredientes que escapan a la chequera. El Chapi Ferrer, otro gran exponente de la buena camada de entrenadores que salieron del Dream Team de Cruyff, sabe que, además del orden e intentar posesiones largas, su equipo no tiene nada que perder. Además, está la ilusión de dar la primera gran campanada del campeonato. Siempre hay que tener un respeto reverencial por los que sueñan. No hay más que ver al Eibar...