Sampaoli se pone de mal humor

Sampaoli ha entrado en fase Clemente. O Camacho, Miera y tantos… Surrealistas ataques de entrenador, con esa desagradable manera de afrontar la gran competición desde el aislamiento, la antipatía hacia el exterior, las paranoias y la fabricación de enemigos imaginarios, especialmente centrado en los medios de comunicación. Una liturgia nociva finalmente para quien se adentra en ella, no tenemos más que tirar de memoria o hemeroteca para comprobarlo. Y hacia allí ha llevado a Chile su obsesivo seleccionador. A convertir la previa del día más importante en un revuelo nada beneficioso para el equipo. En una distracción del foco verdadero, la competición.

El técnico chileno, con el consentimiento de la Federación que le paga el salario, decidió vetar a un medio de comunicación por la publicación de unas fotos intrascendentes de un entrenamiento a puerta cerrada, negándole el acceso al lugar de concentración. No quedó ahí. Y el periódico en cuestión, El Mercurio, contestó a la censura al día siguiente con más fotos y a mayor tamaño de otra sesión que el director técnico quería que fuera totalmente clandestina. Una manera muy llamativa de orinarse encima del castigo y dejar al castigador en un ridículo total. Y en ese clima de conflicto y choque, de desenfoque gratuito, ha decidido colocarse el rival de España cuanto tocaba hablar solamente de un partido grande. El mal humor le quita espacio a la concentración y los planes tácticos. La Roja (la nuestra) se ha encontrado con un aliado inesperado de última hora en su intento desesperado para escapar de una situación terminal.