Nadal frente a Djokovic y a sí mismo

¡Nadal otra vez! Nadal parando a España entera ante el televisor, todos sufriendo con él, todos agarrados a su esfuerzo tremendo. Nadal otra vez vencedor en Roland Garros, donde ha ganado 66 de 67 partidos jugados, sin más derrota que aquella ante Soderling. Nadal, ganador nueve veces de Roland Garros, las cinco últimas de forma consecutiva. Ya son catorce Grand Slam, los mismos que Sampras, a sólo tres de Federer. Diez años seguidos ganando al menos uno de los torneos del Grand Slam. Una permanente resistencia a los pronósticos que suponían que su carrera no podría alargarse.

Mucha gente me lo ha dicho estos años, tanta que llegué a creerles: de la forma tan explosiva como juega, no podrá durar mucho. Es demasiado forzar los movimientos, las articulaciones, los tendones... Agassi se lo dijo de una forma muy gráfica a Delmás: “Nadal extiende continuamente cheques contra su organismo”. Pero su organismo resiste y su carrera, también. Su carrera resistió un duro y largo mano a mano con Federer, del que a la larga salió vencedor. ¿Recuerdan aquellas lágrimas del campeón suizo en Melbourne? Ahora el largo y duro mano a mano es con Djokovic, que ayer se quedó sin Roland Garros...

También lloró, como lloró Nadal. Estos hombres hurgan hasta el límite de su capacidad física y emocional, de ahí que una vez concluido todo se rompan así. “El tenis me debía algo”, dijo ayer Nadal, en esta nueva superación de un problema físico, que le ha traído a mal traer últimamente. Nadal puede con todo por entrenamiento, descanso, disciplina y coraje en el momento clave de la competición. Es nuestro mejor deportista de la historia, es una inspiración para este país, que se siente afligido y puede ser un referente de estímulo, de optimismo para La Roja, que ayer mismo aterrizaba en Brasil.