Simoncelli, siempre en la memoria

El fallecimiento de Marco Simoncelli supuso un varapalo durísimo para el Mundial de motociclismo. Se marchaba trágicamente un piloto de enorme talento pero también carismático como pocos, de esos que no dejan indiferente y son capaces de conquistar el corazón de los aficionados. Su figura quedará siempre en la memoria de este deporte que tanto le dio pero que también le costó lo más valioso, su vida. Y además su familia, encabezada por su padre, se está encargando de mantener encendida esa llama de la magia de Marco, con una actitud que no deja de sorprenderme por mucho que pase el tiempo desde aquel funesto GP de Malaisia de 2011… Las lágrimas de Paolo en Mugello nos emocionaron a todos, pero a mí también me admiraron.

La pérdida de un hijo siempre es algo terrible, pero quizá resulte incluso más duro cuando se produce de forma tan inesperada y con tanta vida aún por delante, con sólo 24 años. Hubiera sido comprensible que la familia de Simoncelli no quisiera saber nada a partir de ese instante de las motos y cuanto las rodean, que se hubieran alejado para siempre de ese mundo que les arrebató algo tan querido. Muy al contrario, ellos sabían que ésta era la gran pasión de Marco, así que han tomado la valiente decisión de seguir adelante con su relación con el motociclismo en un intento de mantener presente su figura. Se marchó el piloto pero la persona sigue entre nosotros con esos planes de su familia con los que seguro Marco está disfrutando desde allí arriba…