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La afición está más orgullosa que nunca de su equipo

El comportamiento de la afición atlética volvió a ser ejemplar. Pese a perder de la manera más cruel, cuando quedaban apenas dos minutos de los cinco que el colegiado decidió prolongar, los hinchas rojiblancos no pararon de aplaudir a unos jugadores que lo habían dado todo por los suyos. Nada más acabar el encuentro pocos seguidores del Atlético se movieron de sus gradas. Todo lo contrario. Les siguieron dedicando aplausos y coreando el himno como si hubiesen ganado. El domingo fue más duro para todos. Ayer recibí llamadas y mensajes animándome tras el palo recibido. El Atlético cerró el ejercicio con una derrota, pero eso no debe hacer olvidar lo que se ha conquistado: una Liga ante el mejor Madrid de la historia y el Barcelona de Messi. Una Liga en la que los del Cholo aguantaron a los dos todopoderosos hasta alzarse con el título. Con el paso de los días se verá este triunfo como lo que es, como algo grande. Jesús, mi amigo de Maqueda, fue el más claro ayer: “Nunca me he sentido más orgulloso de nuestro equipo. Ahora más que nunca, Aúpa Atleti”. Igual de opinión era Sotillo, apenado por lo ocurrido, pero consciente de que la temporada ha sido histórica: “Beso el suelo por donde pasen estos jugadores”. Y así uno y otro de todos mis amigos rojiblancos. Roberto, que también estuvo e Lisboa, cree que los logros seguirán: “Hay que respetar esta base del equipo”. La afición siente admiración por estos jugadores. En la ciudad lisboeta había muchos chavales que han querido estar en un momento histórico. Ellos fueron los que más lloraron, si es que alguien no dejó escapar ninguna lágrima tras la final. Los hermanos David y Ana se alegraron con el gol, sufrieron con el empate y se vinieron abajo con la derrota. Como todos, pero los más pequeños siempre son los más optimistas y lo que sueñan con un Atleti campeón. Al fin y al cabo, en los últimos cinco años el equipo rojiblanco ha ganado dos Europa League, dos Supercopas europeas, una Copa y una Liga. Para ellos no haya nada de maldiciones. Para ellos repetir el excelente papel de esta Champions, es el objetivo para el próximo curso. Y quizá para todos. Porque si hay una enseñanza que dejó la final es que este Atlético puede y ya le mira de tú a tú y sin temor a los demás. Y eso es lo que le ha llegado a la afición que ayer regresaba a casa triste pero orgullosa. Por cierto, excelente comportamiento de la hinchada madridista, amigos y compañeros. De respeto y de cariño porque entre el éxito y el fracaso hay sólo unos segundos. Comportamientos que no se produjeron en el palco y en el campo. Ahí no fue un equipo campeón. En la grada, sí.