En la ACB la vida sigue igual
Hoy concluye la fase regular de la 31ª Liga ACB. Ya se conocen los ocho equipos de los playoff y los dos que descienden. Son el Manresa y el Valladolid. Sus lugares debieran ser ocupados por el Burgos y el Andorra, pero llevamos unos cuantos años que los descensos y ascensos no se consuman a causa de la fianza de cuatro millones de euros que han de depositar los equipos que entran por primera vez en la ACB. Toca revisar el modelo. Esto se ha convertido en una liga cerrada, al tiempo que devora-clubes. Nada menos que 75 han ido desfilando por estas 31 ediciones desde que se fundó la ACB. Permanecen 18; del resto apenas se sabe, y la mayoría de los equipos han desaparecido. Esta es la vida que promete el baloncesto ACB.
Toca revisar el modelo, y también las propias estructuras de la ACB. Mañana elige director ejecutivo. Todo apunta a que será Francisco Roca, pero mucho me temo que se trata de una apuesta ahora mismo incierta. El próximo jueves está citado a las diez y media de la mañana en los juzgados de la Plaza de Castilla, de Madrid, en calidad de imputado, después de que la magistrada admitiera a trámite una querella por falso testimonio. No es una buena manera de comenzar. Imputado no significa culpable, pero en cualquier caso es mejor no serlo. Menos aún si se va a ocupar un cargo público. Y si tan bueno es el candidato, ¿no sería mejor esperar a que se aclarase el asunto? Pero así es la ACB, y por eso está como está. En ella, la vida sigue igual.