Motivos de un sentimiento rojiblanco inexplicable

Aquí me pongo a contar motivos de un sentimiento que no se puede explicar...”, comenzaba la canción del Centenario del Atlético de Madrid que tuve el honor de hacer junto a Joaquín Sabina. Pero todo el mérito de la letra es suyo. Ese verso es suyo. Ese verso y todos los demás también: yo sólo me ocupé de ponerle música a esos versos hermosos y precisos que defi - nen a la perfección el cuerpo y el alma del Atlético de Madrid, el ADN de nuestro querido y siempre sorprendente Atleti. Tengo grabados en el corazón aquellos días en que compusimos la canción y nos llamábamos Joaquín y yo por teléfono para contarnos las novedades... “A ver, Pancho, busca algún jugador que rime en “era” para rimar con delantera...”. Y yo le decía “Aguilera”, por ejemplo. Era una preciosidad ver en primera persona cómo avanzaba esa letra a través de la hermosa historia de este equipo, cada estrofa era un hallazgo, cada nombre de cada jugador entraba con vaselina en la canción, nadie mejor que Joaquín para rimar nombres y más nombres, unidos a momentos emocionantes y hermosos. Por eso, me felicito cada día que pasa por haber “aconsejado” (no recuerdo haberle amenazado...) a Joaquín que se hiciera del Atleti cuando él no era de ningún equipo en especial. “Joaquín, hazte del Atleti”, le dije varias veces, y parece que me hizo caso.

Bendito sea Joaquín y bendito sea nuestro Atleti, que estos días nos tiene saltando de alegría sobre una sola pata a Joaquín, a mí y a esa afición que está a su lado “porque es adicta al veneno del balón envenenado”. El sábado pasado no sólo ganamos la Liga, también nos ganamos cielo e infi erno juntos, tras un año hermoso y emocionantísimo en el que el Atleti ha demostrado algo tan bonito como que todavía queda algún David dispuesto a derrotar a un par de Goliats. Más vale cholos que mal acompañados.