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Roturas poco transparentes

Diego Costa no jugará el sábado en Lisboa. El delantero rojiblanco sufre una lesión muscular de grado I (el más leve de los tres en los que se clasifican las dolencias en traumatología) pero en un lugar muy delicado. El bíceps femoral, donde se asienta la lesión del jugador atlético, pertenece a la musculatura de los isquiotibiales, en la cara trasera del muslo. Se trata del músculo que rompe de forma periódica a los velocistas, el punto más tierno de los sprinters, a menudo descompensado, debilitado frente al potente cuádriceps que ejerce como antagonista en la cara anterior del muslo. Las roturas de biceps han sido siempre la gran tortura de los deportistas explosivos. Suelen requerir 10 días de descanso por cada centímetro de rotura. Se tratan con hielo y vendajes compresivos.

¿Qué significa 'grado I' en una rotura muscular? Simplemente que son muy pocas las fibras musculares que se han roto. Estas roturas son difíciles de ver en las ecografías y generan dolor al deportista sólo si se presiona el músculo o se hacen estiramientos, pero nunca duelen en reposo. Requieren más de una semana para cicatrizar del todo.

El problema es que la denominación 'grado I' se ha utilizado a veces con otros fines en el fútbol: se trata de un término rodeado de oscuridad por un uso interesado. En el pasado los clubes se han agarrado a esta definición con cierta frecuencia como un cajón de sastre para emitir informaciones interesadas. Sucedió hace años con Cristiano Ronaldo ante una lesión poco clara, que finalmente se reveló más como un periodo de baja voluntaria con el fín de no ser convocado con su selección nacional. No hay que olvidar que la medicina del fútbol vive siempre entre brumas: cubierta con un manto de ocultismo.