La clave es no perder el control
Aquella final de 1980 contra el Maccabi fue especial porque nos llegó en un momento difícil, tras la marcha de clásicos del Madrid como Cabrera, Cristóbal, Luyk... Íbamos de víctimas, pero Lolo Sainz tuvo la genialidad de ordenar unos cambios defensivos inusuales, con claves que dependían de diversas cosas. Y yo los disimulaba con gestos y despistes. Hicimos un partido de control en ataque con muy pocos errores. Sólo sufrimos un poco cuando nos eliminaron a Meister, que estuvo sublime igual que Rullán, y a mí. Berkowitz me preguntó al final: “¿Cómo habéis defendido? No hemos podido saberlo nunca”.
La clave hoy es la misma que entonces: no perder el control del partido y minimizar los fallos. El barullo es perjudicial. Puede haber algún problema en la defensa individual porque hay jugadores del Maccabi, como Hickman y Rice, que juegan de un modo heterodoxo, muy de calle. Habrá que recurrir a zonas. Pero si el Madrid lo borda como ante el Barça, no tendrá que preocuparse por nada. Aunque no será fácil.