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Las primas a terceros, un muy mal rollo

Rubiales se descolgó hace poco en la COPE haciendo un alegato en favor de las primas a terceros. Sospecho que con el fin de respaldar ese atrevimiento, el sindicato de futbolistas emitió después un comunicado equívoco en el que (como él en su declaración) trataba de establecer una distancia ficticia e hipócrita entre si el dinero lo paga el club interesado o alguna persona, animal, planta o pez igualmente interesad@ en el resultado en cuestión. En suma, el presidente del sindicato y el sindicato como tal han expresado lo que hay. Y lo que hay es lo que hay pero da vergüenza que lo haya.

Desdichadamente, el sistema de Liga deja un déficit en sí: llegadas las últimas jornadas, puede haber quien no tenga nada que ganar ni perder, pero se vea implicado en partidos en los que el de enfrente tiene mucho en juego. Esto ha ido a menos, a medida que en Primera se ha ampliado mucho el premio europeo, y más aún desde que en Segunda se extiende la posibilidad de ascender hasta el sexto puesto. Para eso se hizo. Aún así, cada año hay muchos partidos en los que cabe la prima a un tercero sin nada en juego. Prima por ganar, muy distinta, sí, del soborno para dejarse ganar. Pero nada edificante...

Están ahí, nadie ha dado solución a esto ni yo pretendo tenerla. Si alguien pudiera tenerla sería Hacienda, en el idílico supuesto de que de verdad controlase las idas y venidas de dinero, cosas que no pasan sino con las nóminas comunes, que soportan toda la juerga. Mientras, no dejo de verlas inevitables, como no dejo de avergonzarme al ver cómo clubes que año tras año retrasan el pago a sus jugadores pagan a los de otros clubes a última hora para intentar salvarse del descenso. Y cómo se habla a media lengua de un secreto de Polichinela del que todos son cómplices, culpables y víctimas a un tiempo.