Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

¡Así no se tira una Liga!

Doloroso adiós. No me hablen de matemáticas ni de posibilidades pitagóricas. No me digan que si el Elche gana al Barça y el Málaga al Atleti volvemos a estar en la lucha. No, no y no. Somos el Madrid y este escudo se merece un respeto más allá de las cábalas. Lo que no es de recibo es coger el AVE a las once de la mañana en Chamartín para ir a Valladolid como quien va a comer lechazo y fresas con nata de postre. Eso queda para las familias, los turistas y los que no tienen una responsabilidad encima de sus espaldas. Pero cuando tú eres capaz de levantar la ilusión de un país entero (como sucedió en la mágica noche de Múnich) no puedes llegar a Pucela con la tartera llena de filetes empanados (así se comportaron algunos jugadores) y tortilla de patatas con pimientos. Yo soy el tío más optimista del mundo y siempre veo la botella medio llena. Es más, seguro que desde mañana les escribiré en estas páginas que posiblemente hemos empezado a ganar la Champions con este burdo empate. Pero no me apetece rescatar a estas horas la ilusión de una afición cargada de motivos para sentirse frustrada con sus jugadores. La desafortunada ausencia de Cristiano (hizo bien el crack en reservarse para evitar una rotura, en Lisboa le necesitamos) y dejar a Bale, Varane y Carvajal en tierra no justifica nada. El Madrid debió ganar al Valladolid con lo que tenía. Pero con el 0-1 muchos se fueron de parranda, olvidaron que había un título en juego y el cabezazo de Osorio les sacudió un sopapo que les devolvió al planeta Tierra. ¿No sabían que el modesto y brioso Valladolid se estaba jugando la vida? ¿Le damos la Liga al Barça o al Atleti y nos da igual? ¿Alguien habla con estos chicos? ¿De qué va esto?

Once Ramos. Menos mal que en este equipo fabricado para darnos en dos semanas el alegrón de la década, queda gente encastada y de alta fiabilidad como Sergio Ramos. En su partido 400 de blanco (¡en el próximo alcanzará al mítico Juanito!), el nuevo Faraón de Camas tuvo los bemoles de echarse el equipo a la espalda tras la lesión de Cristiano. Su golazo de falta fue para enmarcar. Lleva cinco en los últimos cuatro partidos. Es el Pichichi de guardia. Si no los mete Cristiano, allá aparece Tarzán para poner su sello de jabato irreductible. Si un día me coge un asedio y las tropas rebeldes acechan, me encomendaría siempre a un capitán como Ramos para saber que salvaremos el pellejo. Su golazo tuvo dedicatoria para su chiquitín, nacido 24 horas antes. Se llama Sergio, como él. Y se apellida Ramos. Denominación de origen. ¡Levanta esto, máquina!

Bien Pucela. Dentro del enfado mayúsculo (no sé disimular), ver a mis amigos del Valladolid eufóricos con este punto de oro me rescató algo el ánimo. Esta ciudad emblemática (fue capital del Reino en su día con Carlos I en el trono, que nadie lo olvide) y este equipo se merecen estar en Primera. JIM es un valiente y les tiene en la lucha. ¡Ánimo!

Los cambios. Confío en Ancelotti, pero si al hacer los cambios sacas a un Illarramendi bloqueado desde su pinchazo de Dortmund y a un Marcelo que no está enchufado, le estás dando pistas al rival para que se crezca y te coma la tostada. Carletto, tampoco fue tu día...

Reacción. La afición está como yo: jod... Pero hay que empezar a pensar en Lisboa. Dentro de dos semanas esta pesadilla habrá terminado. Sólo imagino un final feliz. Hoy me levantaré con mejor ánimo...