Ganar a Nadal deja marcado

La semana pasada Ferrer eliminó a Nadal por 7-6 y 6-4 en Montecarlo, y al día siguiente perdió por 6-1 y 7-6 ante el suizo Wawrinka. Este viernes, Almagro eliminó a Nadal por 2-6, 7-6 y 6-4 en Barcelona, y ayer perdió por 7-5 y 6-3 ante el colombiano Giraldo. Nadal no anda bien. Algo le sucede con el saque, con la espalda o vaya usted a saber con qué más. Pero nadie le va a discutir nada. Todos sabemos de lo que es capaz, y también de que cuando no rinde a plenitud se vuelve vulnerable. El problema está en los rivales que le ganan. Últimamente son los españoles. Hacen el partido de su vida, y después no son capaces de ocupar el puesto que en la final parecía reservado a Nadal. Así llevamos dos torneos en tierra sin finalistas españoles.

Ganamos los dos primeros torneos disputados en tierra —Verdasco en Houston y García-López en Casablanca—, donde precisamente no participaba Nadal, llegaron los dos siguientes en que sí, Ferrer y Almagro le eliminaron sucesivamente, y a continuación el tenis español desapareció. Ambos jugadores han dejado la impresión de que no soportaron la presión de quedar como únicos representantes españoles, con el peso añadido de tener puestas todas las miradas en ellos tras haber sido quienes dejaron fuera del torneo al mismísimo Nadal. A Almagro, por cierto, ya le vimos derrumbarse en la final de la Davis 2012 en el punto decisivo ante Stepanek. Me temo que cuando nos falta el buque insignia, la Armada se nos queda en una flota menor.