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Sin pivots es difícil ganar

Sergio Rodríguez, 19 puntos; Rudy, 18; Llull, 17; Reyes, 13. ¿Y los demás? Los demás fueron Mirotic y Darden, 5 puntos cada uno. El resto, desaparecido en combate. ¡Cómo lo harían Bourousis y Mejri, que el último cuarto, el decisivo, lo jugó Slaugther, quien poco antes había dado el cante! De los hombres altos el único que aguantó el tipo fue Reyes. ¡Enorme e incombustible este hombre! Los puntos de Sergio y de Reyes en ese último cuarto permitieron la remontada del Madrid y esos últimos 40 segundos que duraron ocho minutos en los que se dieron todo tipo de alternativas con una sucesión de tiros libres y tiempos muertos. Pudo pasar cualquier cosa y pasó que perdió el Madrid. ¡Esperemos que no haya lamentos de haberlo tenido tan cerca!

El Madrid jugó mal en Atenas. Sin un rendimiento adecuado de los pivots es difícil hacerlo bien. Cuando fallan crean inseguridad en la defensa y limitan el ataque. Se podría decir, por tanto, que el Madrid, aun perdiendo todo el partido, salía bien librado, porque las diferencias no eran como para tirar la toalla a la espera del siguiente partido. El milagro surgió en el último cuarto. Una sola canasta del Olympiakos en los seis primeros minutos dio la vida al Madrid y comenzó a atenazar a los griegos. A falta de un minuto ganaba el Olympiakos; a falta de 40 segundos, el Madrid; a falta de 20, el Olympiakos; a falta de 10, empate. Al final la moneda favoreció al Olympiakos. Nunca el Madrid tuvo la victoria tan cerca jugando tan limitado.