De “ya caerá” a favorito
La Liga sacaba pecho de no ser como la Premier, que tiene al Liverpool y al City haciendo logaritmos de su diferencia de puntos con un molesto desajuste de encuentros pendientes. “¿Qué nos dirían ustedes de pasar aquí lo de allá?”, decía Tebas. Y nada más presumir, va el fútbol español y decide desordenarse inoportunamente. Cuando quedan sólo cinco jornadas, le aplazan un partido al Madrid. Para que se joroben los números y las emociones. Una forma de añadir suspense al combate cerebral que lidia la feliz religión rojiblanca con la presión y la aritmética.
Pero la ilusión gana. Hasta los postes saben que llevan las de perder si se cruzan. A esa gente le cuesta cada vez más contener el ansia, conservar las uñas, lograr que la cabeza no corra más rápido que las piernas. Incluso Simeone, como concesión extrema, reforma su parábola del partido a partido por el final a final. El Atleti ha puesto la calculadora encima de la mesa y las casas de apuestas recogen el monedero. El triunfo del ‘equipo que ya caerá’ es hoy el que se paga menos. Le vale con ganar cuatro de las cinco finales por delante (ocho en el mejor de los casos, sumando la Champions) para alzar el título. Con el corazón de todos ustedes en cada centímetro cuadrado del campo, el milagro de Simeone tiene la meta a la vista.