La última charlotada del TAD

Imaginar que el nuevo y tristemente famoso TAD (Tribunal Administrativo del Deporte) iba a aceptar las alegaciones del Madrid y conceder la cautelar a Sergio Ramos para que jugase en el Pizjuán ante el Sevilla, era un ejercicio tan ingenuo como pensar que es verdad que los niños vienen de París. Los integrantes del TAD son los mismos que en el famoso día de Cristiano tuvieron al chaval esperando en la concentración de Valdebebas hasta sólo dos horas antes del inicio del Madrid-Eleche. Aquel día estaba más justificado que nunca que le levantasen la injusta sanción al portugués (el tercero de los tres que le metieron por la charlotada de Ayza en San Mamés), pero en una foto sonada con muchas risas y poco rigor jurídico en su flamante despacho dejaron en la cuneta al Balón de Oro y con un palmo de narices a la afición del Bernabéu. Ya saben que defenderse de un cabezazo de Iturraspe o coger un mechón de pelo a Gurpegui vale tres partidos de castigo, pero que Busquets pise la cabeza a Pepe no merece ni que sea tratado de oficio por los comités. ¡Viva la Justicia Deportiva española!
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Yo soy de los que creo que el recurso del Madrid estaba legitimado por el daño alevoso y terrible que sufrió el Madrid con la caprichosa expulsión de Ramos. Si analizan el vídeo con la lupa de Sherlock Holmes (o sea, acercando la imagen hasta que la evidencia delata al fingidor), verán como Ramos levanta los brazos y nunca suelta el pie sobre el brasileño. Al revés, Neymar inicia un despegue con el pie izquierdo que desemboca en un contacto intencionado con la tibia de Ramos. Acto seguido da un doble tirabuzón en el aire y una caída libre digna de una escena de doblaje de los estudios de Hollywood. Undiano, que dejó pasar por alto en el Camp Nou un empujón de Mascherano a Cristiano que casi provoca una protrusión de espalda al portugués, no dudó el domingo en echar a Ramos y pitar penalti. El Madrid recurrió para dejar claro que ha llegado la hora de no callarse y de dejar de poner la otra mejilla, pero todos sabíamos que no iban a hacer el menor caso.
Para remate del disparate, media hora más tarde Competición hizo público que abría expediente a Ramos y Cristiano por sus declaraciones post-Clásico. El expediente se resolverá en dos meses. Les caerán 3.000 euros de multa y todos a casa. Curioso. Cristiano pensará: “Me tiran un mechero a la cabeza y son 600 euros. Digo lo que piensan el 90% de los madridistas y me multan con 3.000. Qué majos estos señores de la Federación y sus comités…”. Nada, que toca callarse de nuevo mordiéndose el labio hasta hacernos sangre para aguantar la irritación que genera tanta indiferencia jurídica hacia el mejor equipo de la historia. Nos toca navegar solos, como Marco en Argentina en busca de su mamá. Nadie nos quiere en la Federación y lo asumimos con resignación. Pero sin lamentos y sin cosernos la lengua. La palabra y el poder de a razón son nuestras últimas armas. Bastante poderosas, por cierto…



