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Cristiano dos, Benzema dos, Bale dos

Resultado estrepitoso en Gelsenkirchen, que habla a partes iguales de la imponente salud del Madrid y del desfase que empieza a haber no sólo en España, sino en Europa, entre los primeros clubes y los siguientes. Esto traen las crisis: los ricos cada vez lo son más, y las clases medias cada vez menos medias. Lo comentábamos ayer en Carrusel, ante la avalancha tremenda de juego y goles que se le vino encima al Schalke, inferior, encogido, desconcertado. Fue una barrida en toda línea, que entierra de un golpe tantos desastres sufridos por el Madrid en aquellas tierras. Un resultado histórico.

Este Madrid está imponentemente bien. Siete atrás, muy compactos, bien afirmados, sin regalar un metro cuadrado en el campo propio. Y tres arriba que pegan como cirujanos, y eso incluye a Bale, al que no veo en posesión de su imponente poderío físico, pero que tiene pierna izquierda y visión de gol suficientes como para irse valorando por el camino más directo, el que lleva a la red. Benzema, animado por el ambiente feliz del equipo, luce su clase y también marca sus goles, casi todos bellos. Y Cristiano es la misma fiera siempre, juegue bien o mal el equipo. Un trueno permanente. 

Antes de esto el Madrid ya había ganado 1-6 este mismo curso a domicilio al Galatasaray. Y, mucho tiempo atrás, 0-7 en Luxemburgo, al Progress Niedercorm. No sería correcto, pues, decir que esto es un récord, pero sí es un resultado que va a quedar en el recuerdo. Espanta el fantasma familiar del ogro alemán y avisa a los cuatro puntos cardinales que este Madrid que ha ido modelando Ancelotti está para cualquier cosa. Y de paso valora nuestro campeonato. El Madrid gana aquí casi todas sus salidas, pero sin barridas como la de anoche. Quizá tengamos mejor Liga de lo que creemos.