Conejo fue el precursor y él recomendó a Keylor
Luis Gabelo Conejo llegó al Albacete en el verano de 1990 tras disputar con Costa Rica el Mundial de Italia. Lo fichó Pepe Carcelén, eterno segundo de Camacho, que entonces diseñaba junto a Benito Floro el histórico Queso Mecánico. Carcelén viajó a Italia para contratar al portero de Rumanía, Silvio Lung, pero tras ver las excelentes actuaciones de Conejo en la primera fase decidió ir al por el meta, que también llamó la atención por arrodillarse a rezar antes de los partidos.
Conejo, que no pudo jugar los octavos del Mundial por una lesión, llegó engañado a tierras manchegas. El Alba acababa de ascender a Segunda y entre la habilidad de Carcelén y que el representante del portero dejaba mucho que desear, él creía que llegaba a un club con muchas opciones de subir a Primera. Al final, vivió el primer ascenso a Primera y se convirtió en un todo un ídolo.
Pasados los años, ya como técnico de porteros de la Federación de Costa Rica, recomendó a su Albacete a un joven portero oriundo de Pérez Zeledón, una región a dos horas de la capital, San José. Keylor Navas fue reclutado con 14 años para la preselección Sub-15 y mostró mucha vivacidad, carácter y rapidez.
Conejo quiso que su alumno más aventajado, que también reza antes de los partidos, jugase en el club que le dio la fama. En la temporada 2010-11, tras muchas trabas del Deportivo Saprissa, llegó al Albacete realizando una magnífica campaña, aunque no pudo evitar el descenso de éste a Segunda B. Fichó por una irrisoria cantidad por el Levante, cuyo director deportivo, Manuel Salvador, también jugó en el club manchego junto Conejo. Muchos de los clubes a los que fue recomendado por su representante, Ricardo Cabañas, y no apostaron por él, estarán ahora tirándose de los pelos. El meta estará este verano en el mejor escaparate posible con su selección, el Mundial de Brasil.