El Madrid ha iniciado un ciclo

La de ayer fue la cuarta victoria consecutiva del Madrid sobre el Barcelona: 79-71 en el último partido de los playoff de la pasada temporada, 83-79 en la Supercopa, 98-84 en la Liga regular y 77-76 en la Copa. También fue el tercer título consecutivo del Madrid: Liga, Supercopa y Copa. Es evidente que el Madrid de Laso ha iniciado un ciclo en el baloncesto. Difícil saber cuánto durará, pero el ciclo ha comenzado. La plantilla es joven, tiene ambición y talento, aún no ha alcanzado su mejor versión y sus jugadores son capaces por sí solos de resolver un partido. Es Rudy, es Mirotic, es Sergio Rodríguez, es Reyes —acabó sentando a Bourousis—, es Carroll, es Llull... Cualquiera puede aparecer, y ayer volvió a hacerlo Llull. Como ante el Maccabi hace diez días.

El Madrid, este Madrid, juega además con la suerte a favor, factor imprescindible para que la racha no se interrumpa. El Barcelona disfrutó de 23 posesiones más —once rebotes ofensivos más, cuatro recuperaciones más y ocho pérdidas menos— y aun así perdió, debido a sus errores ante la canasta: 47% de acierto en tiros de dos por 59% del Madrid, 25% en tiros de tres por 32% del Madrid y 56% en tiros libres por 88% del Madrid, porcentaje éste que significó un descalabro, porque le supuso fallar ¡12 tiros libres! Un milagro que con tales estadísticas, que son ciencia en el baloncesto, el Barcelona perdiera por un solo punto, y lo hiciera por la inspiración de Llull. Estaba escrito que el Madrid tenía que ganar, y ganó. Así también se inician los nuevos ciclos.