El contrato de Jesé hecho pedazos

Ahora que llegan los días de vino y rosas para el talento más grande que ha tenido la cantera del Real Madrid desde Casillas, conviene no perder la perspectiva de que su camino no ha sido precisamente fácil. Jesé, por muy canterano que sea, cumplirá este mes 21 años, o sea que ya no es un niño. Ha vivido más de lo que parece en el fútbol y solo necesita pista, jugar siempre, para el despegue definitivo.

Su camino ha estado trufado de ese talento maravilloso, de su capacidad para marcar diferencias y de algún error, bien corregido a tiempo. Es verdad que, como dice Ancelotti, el Madrid ha sabido forjarle su camino hasta empezar a dar síntomas de crack. Ese chico que un día le dio un cabezazo a un árbitro, vio como Carlos Bucero y Mijatovic le rompían su contrato en la cara. Jesé lloraba como un niño, sabedor de haber cometido un error garrafal, de que su historia en el Madrid podría estar llegando a su fin. Le exigieron que, si quería desagraviar aquello, estudiase o aprendiese otro oficio que le gustase porque por ese camino no se iba a ganar la vida con el fútbol, al menos en el Real Madrid. Jesé dio su palabra de cambiar, de ser más responsable. Cuando el canario preguntó por el contrato roto, le confesaron la verdad, era una fotocopia.