Miranda hizo el pasado domingo historia: sumó 22 partidos de Liga consecutivos, mirando desde la perspectiva del futbolista y no del equipo, sin conocer la derrota. El último encuentro liguero que el defensa perdió fue el 12 de mayo de 2013 contra el Barcelona en el Calderón. Este año, el Atlético sólo ha caído derrotado en un encuentro liguero (el 19 de octubre ante el Espanyol), pero ese choque no lo jugó el brasileño. De esos 22 partidos ligueros invicto, Miranda ha participado en 18 victorias y 4 empates. El zaguero brasileño supera, de esta manera, el registro que poseían Machín y Pacheco, ambos con 21. El primero, un centrocampista canario de la década de los cuarenta, estuvo casi un año sin perder: del 15 de diciembre del 40 al 14 de diciembre del 41, con 15 victorias y 6 empates. El segundo, guardameta en los setenta, permaneció invicto desde el 5 de marzo del 72 hasta el 24 de marzo del 74, con un balance de 14 victorias y 7 empates.
Miranda es, pues, talismán para el Atlético. Llegó sin hacer mucho ruido y al principio le costó adaptarse. Pero es uno de los baluartes del equipo, un jugador sobrio y competitivo. Recuerdo que al principio a Donato le costó aclimatarse al Atlético. Pero luego fue un jugador genial. Antes, Luiz Pereira se convirtió en uno de los mejores jugadores del Atlético en toda su historia. Impartió clases magistrales jugando de central. Han sido jugadores que la afición recuerda con cariño y admiración. Y Miranda también se ha ganado un hueco en el corazón de la afición rojiblanca. Su gol en el Bernabéu en la final de Copa es inmortal. Perdurará siempre. Y ha convertido al jugador en leyenda atlética.