Caparrós luce sonrisa blanqueada

Con la boquita bien saneada, tras dos visitas del dentista (Barça) en cuatro días, vuelve Caparrós a un Sánchez Pizjuán que tantas veces le aclamó. La primera fue un empaste (1-1) y la segunda, la extracción (1-4). Le falta un simple blanqueamiento que le queda en el Camp Nou sin más oficio ni beneficio que el cumplir con la obligación del reglamento y presentarse a jugar la vuelta copera. Podrá sonreír pues el otrora ídolo del sevillismo reciente, aunque parece que no pero ha llovido desde aquella época dorada de Nervión.

Para el Levante se trata de la prueba del algodón. De haber resurgido de la crisis, con cuatro de los últimos seis puntos y uno de ellos contra el Barça, toca confirmar esa mejoría y no dar más pasos atrás. Cuanto menos en lo que a la imagen se refiere. Caparrós es el primero que sabe que la permanencia está en sus manos y que muy mal se tendría que dar la cosa para firmar una hecatombe que les llevará finalmente a Segunda. Y todo sin su producto estrella, al que esperaban hoy en Sevilla para recordarle su paso por allí. Hablo de Baba, claro. Si en el Pizjuán se desesperaron parece que en Orriols no van a tener ni la oportunidad para ello.