Una herida con mala solución

Las imágenes de la mano de Nadal no son nada halagüeñas. Es una pequeña herida con pérdida de sustancia que, aunque superficial, le provoca serias dificultades para desarrollar su juego. Tiene un dilema importante, ya que si se pone un vendaje, está mucho más cómodo en cuanto a molestias, la herida cicatriza antes y el calor no le afecta tanto. Sin embargo, pierde sensibilidad y esto provoca una alteración en la percepción del golpeo de la bola alterando la precisión de sus golpes ganadores. Si por el contrario la deja al aire, el roce constante para pegar de drive y revés, terminarán no ya sólo provocando dolores, sino incapacidad para jugar a su nivel, porque la herida se hará cada vez más grande e incapacitante.

Lo ideal en estos casos es dejar la herida al aire y en unos días seca completamente. Sin embargo, esta circunstancia no es posible y ahora empieza la fase más intensa del Abierto de Australia, con una merma importante en su condición física. Médicamente veo muy difícil que nuestro campeón pueda superar esta prueba.